Entre los posibles daños que pueden producirse en los pies y en las piernas se encuentran los efectos como consecuencia de golpes, aplastamientos, atrapamientos, pinchazos, frío, calor, humedad, agentes químicos y biológicos, resbalones, tropiezos o contato eléctrico. De ahí la importancia de materiales de primera calidad a la hora de construir una buena bota de seguridad.
Hay tres tipos de calzado de seguridad:
Botas de seguridad.
Equipadas con tope de seguridad y diseñadas para ofrecer protección contra el impacto cuando se ensaya con un nivel de energía de al menos 200J y contra compresión cuando se ensaya con una carga de al menos 15 kN.
Equipadas con tope de seguridad y diseñadas para ofrecer protección contra el impacto cuando se ensaya con un nivel de energía de al menos 100J y contra compresión cuando se ensaya con una carga de al menos 10 kN.
No garantizan la protección contra el impacto y la compresión en la parte delantera del pie, pero incorpora elementos para proteger al usuario de riesgos que puedan dar lugar a accidentes.
Dependiendo del tipo de trabajo a realizar, recomendamos utilizar un tipo de bota u otro, por eso es importante identificar cuales son los riesgos en el lugar de trabajo, y en función de ellos, decidir el tipo de equipo y el nivel de protección.